Nueva reforma laboral

Extremadamente agresiva para unos, muy complaciente con otros

La reforma abre la puerta a una rebaja generalizada de los salarios, no sólo por dar prioridad a los convenios de empresa por encima de los sectoriales y provinciales, sino por otorgar a los empresarios la potestad de bajar el sueldo a los trabajadores «sin necesidad de acuerdo con ellos o sus representantes» alegando simplemente «mejoras de competitividad o productividad».

Por primera vez en España desde los años del primer franquismo, la “cuantía salarial”, es decir, el sueldo que perciben mensualmente los trabajadores, podrá ser modificado unilateralmente por los empresarios “por razones económicas, técnicas, organizativas o de producción”. Tan sólo necesitarán comunicarlo con 15 días de antelación. Quienes no lo acepten podrán ser despedidos con una indemnización de 20 días por año trabajado, con un máximo de 9 mensualidades. Dicho más claramente, o tragas con que te rebajen el sueldo, o te vas a la calle con un indemnización miserable.«Zapatero inició el camino, Rajoy ha sido designado para completarlo» Con la modificación del Estatuto de los Trabajadores, las empresas se reservan también en exclusiva la facultad de cambiar la jornada, el horario, los turnos, el sistema de trabajo e incluso la movilidad geográfica de los trabajadores. Quien se niegue a cualquiera de estos cambios, también podrá ser despedido de forma “procedente”.Se abarata el despido al generalizar los 20 días de indemnización como máximo, se facilitan los despidos colectivos al permitir los Expedientes de Regulación de Empleo (EREs) sin autorización administrativa previa y ampliando las “causas objetivas” por los que la empresa puede decretar la eliminación total o parcial, temporal o definitiva de los puestos de trabajo,… El hachazo contra los trabajadores que significa esta reforma laboral no tiene precedentes en los últimos 60 años de nuestra historia.La hecatombe griega y el 45% de nuestros salariosLos antiguos griegos celebraban anualmente la hecatombe, el sacrificio de 100 bueyes al dios Apolo para aplacar su ira y solicitar sus favores. 2.500 años después, es el propio pueblo griego quien está siendo sacrificado ante los ojos de toda Europa. La extrema ferocidad con que el FMI y Bruselas –o lo que es lo mismo, Washington y Berlín– están tratando a Grecia se levanta como implacable amenaza para todos aquellos que osen no cumplir al pie de la letra sus mandatos. Preservar las legiones del Imperio de su propia ruina económica, exige que las provincias vasallas multipliquen los tributos que han de pagar, aunque sea a costa de la sangre de sus pueblos. Para nosotros, los tributos han sido también fijados: los españoles han de rebajarse un 45% sus salarios para que bancos alemanes y franceses, fondos norteamericanos y multinacionales de todo tipo puedan seguir incrementando sus beneficios. Zapatero inició el camino. Rajoy ha sido designado para completarlo.El secretario general de UGT, Cándido Méndez, aseguraba en la rueda de prensa conjunta con el líder de CCO tras conocerse el contenido de la reforma, que “el gobierno actúa como si España fuera un país intervenido por el FMI y Bruselas”. ¿Cómo si fuera…? Bienvenido a la realidad.Desde estas mismas páginas ya lo advertimos la pasada semana: “el Imperio necesita otro 20% de tu salario”. Que el mismo economista –Paul Krugman– que en febrero de 2010 lanzó en el New York Times la consigna “los españoles deben rebajarse un 25% su salario”, dijera hace unas semanas al periódico francés Le Monde que “es necesario que los salarios en los países europeos menos competitivos caigan un 20% con respecto a Alemania” fue el aviso de lo que estaba por llegar. Y al igual que Zapatero respondió de inmediato a la llamada de Obama. iniciando la primera etapa de rebaja de un 25% de nuestros salarios; a Rajoy también le ha faltado tiempo para empezar a cumplir el nuevo mandato de Washington: a él le toca rebajarlos otro 20%. La nueva reforma laboral va a traer más paro y una mayor depresión del consumo, al rebajar de forma generalizada los salarios. Lo que inevitablemente se traducirá en agudizar y prolongar la recesión y el estancamiento económico al que ya nos han conducido las recetas del FMI y Bruselas. Pero esto a ellos no les importa lo más mínimo. Porque si sus recetas se traducen en paro y empobrecimiento para nosotros, para ellos, por el contrario, significan grandes beneficios.Nunca la banca extranjera había sacado tanto dinero y riqueza de España como ahora, gracias a las incesantes degradaciones a las que las agencias de calificación norteamericanas someten la deuda española. Para ellos, miles de millones, para nosotros recortes en la sanidad y la educación.Nunca como hasta ahora las filiales en España de las grandes multinacionales habían obtenido tantos beneficios. Porque a ellas, que destinan un 80 o un 90% de su producción a la exportación, les da igual si el consumo en España se desploma. A menores costes laborales, más ganancias por la venta de sus mercancías en el extranjero. Ellas son las mayores interesadas en la rebaja salarial. Mientras que, por el contrario, para la inmensa mayoría de pequeñas y medianas empresas –que tienen en el mercado interno su única fuente de ventas e ingresos– la rebaja del poder adquisitivo de la mayoría y la caída del consumo sólo va a suponer más ruina y nuevos cierres. Una urgente necesidadNada más conocerse la reforma laboral, miles de personas concentradas en la Puerta del Sol de Madrid para expresar su rechazo, eran violentamente disueltas por la policía. De forma prácticamente simultánea, los líderes de CCOO y UGT convocaban una manifestación de rechazo para el próximo domingo 19 en todas las provincias. Manifestaciones que, según Toxo y Méndez, son el inicio de una escalada de movilizaciones que podrían desembocar en una huelga general no descartada –aunque tampoco confirmada– por ninguno de ellos. La reforma laboral, sumada a los recortes –los ya aplicados en enero y los anunciados para marzo– dibujan con claridad un 2012 en el que el 90% de la población acabaremos teniendo, casi exactamente, la mitad del dinero en ingresos y salarios que al inicio de la crisis.En esta situación, unir en un frente amplio al 90% que estamos sufriendo esta acelerada degradación de nuestras condiciones de vida ha pasado a ser una necesidad urgente, vital. Los dirigentes sindicales han manifestado prudencia ante la convocatoria de la huelga general. Estamos de acuerdo con ellos si por prudencia entienden la necesidad de preparar concienzuda y minuciosamente una jornada de lucha nacional para que se convierta en un clamor popular y nacional, un gran éxito que paralice completamente el país. Pero también les exigimos audacia a la hora de organizarla. «Unir en un frente amplio al 90% de la población ha pasado a ser una necesidad urgente» Audacia para dirigirse al 90% de la población, aumentando el alcance de la convocatoria. En primer lugar por su contenido, que no debe limitarse sólo a la reforma laboral, sino al conjunto de medidas de recorte y ajustes que lesionan gravemente los intereses de la mayoría. En segundo lugar, audacia a la hora de unir al máximo de sectores sociales, ciudadanos, sindicales y políticos. En sus manos está tomar la iniciativa para unir no sólo a trabajadores, sino también a pensionistas afectados por la pérdida de poder adquisitivo, a amas de casa afectadas por la rebaja de salarios y aumento de la carestía de la vida, a usuarios y profesionales de la sanidad, a estudiantes, profesores y padres y madres de alumnos afectados por los recortes, a profesionales y clases medias afectados por la subida de impuestos, a pequeños y medianos empresarios incapaces de resistir ya más ante la falta de crédito y el hundimiento del consumo,… Al cumplir a rajatabla los mandatos del FMI y Bruselas con la reforma laboral, el gobierno de Rajoy está creando las condiciones para que una unidad así avance más y lo haga más rápidamente. Este camino, el camino de unir en un frente amplio al 90% de la población en torno a un programa de redistribución de la riqueza y defensa de la soberanía nacional aparece cada vez más claramente como el único capaz de hacer frente a los planes, “extremadamente agresivos”, de nuestros enemigos.

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