Bankia y CCOO

¿Sindicatos de clase o aparatos de Estado?

El escándalo de las «tarjetas negras-black» de Caja Madrid ha puesto sobre la mesa el papel clave que el sindicato CCOO de Madrid ha jugado en la trama de la caja madrileña durante más de 15 años. El 6 de septiembre de 1996 los dirigentes de CCOO de Madrid firmaban con el PP madrileño un pacto que instalaba a Miguel Blesa, el amigo y compañero de Aznar, en la presidencia de la Caja y se repartí­an el control de la entidad.

CCOO comprometía su apoyo a Blesa como presidente de la entidad y, a cambio de algunas concesiones (como un plan de pensiones para los trabajadores), conseguía un puesto en la dirección de Caja Madrid, se garantizaba financiación privilegiada (un crédito de 11 millones de euros en 2009) y sus consejeros el acceso a las “tarjetas B” y otras prebendas. Aunque el problema fundamental es su responsabilidad en haber contribuido a llevar Caja Madrid a la quiebra con un agujero de 25.000 millones de euros que han salido del bolsillo de todos los españoles.

Los escándalos sindicales son el resultado de haber convertido los sindicatos de clase en aparatos de Estado que hacen posible la aplicación de las políticas de recorte y precariedad

Ahora, destapada la trama y puestos al descubierto los 11 consejeros sindicales (6 de CCOO, 5 de UGT) que se gastaron 1,2 millones de euros con las tarjetas B, los dirigentes de CCOO (también los de UGT) expulsarán a los sindicalistas implicados, “piden perdón”, “se sienten avergonzados” y dicen que “han fallado los controles internos del sindicato”.

El pacto de CCOO con el PP en Caja Madrid para dejar manos libres a Blesa, el escándalo de la fortuna oculta del exdirigente minero de UGT en Asturias, Fernández Villa, con 1,4 millones en Suiza, los fraudes millonarios de los ERE, donde hay implicados sindicalistas de UGT y CCOO, y los cursos de formación en Andalucía o las facturas falsas de UGT…; escándalos que son utilizados para desprestigiar a los sindicatos y partir el espinazo al movimiento obrero, necesario para proseguir con los recortes e imponer la precariedad del mercado laboral, no son casos aislados. Son algo más. Es el resultado de haber convertido los sindicatos de clase en aparatos de Estado que, con su actuación, hacen posible la aplicación de las políticas de recorte y precariedad y, en última instancia, también participan del saqueo a la población.

Una nueva línea para el movimiento obrero No basta con “pedir perdón” o expulsara los sindicalistas corruptos, es imprescindibledar una respuesta como clase obrera ypueblo trabajador, un cambio radical deprincipios y de línea.

Una nueva línea en el movimiento obrero y sindical de clase y unitaria, que aborde la lucha contra el saqueo y los recortes desde la lucha contra la explotación capitalista.

Y desde la defensa de la unidad de la clase obrera en toda España (“española o extranjera una misma clase obrera”, “vasca, catalana, valenciana o andaluza… una sola clase obrera”) frente a quienes dividen a “nacionales” e inmigrantes y fraccionan por comunidades. Unidad de acción y unidad con el resto del pueblo trabajador.

Una nueva línea más democrática, que amplíe la democracia recuperando la tradición directa y asamblearia del movimiento sindical y las primeras “comisiones obreras”. Asambleas no sólo “informativas” sino de debate, no sólo “consultivas” sino con capacidad de decisión.

Una nueva línea que defienda la independencia sindical y en particular la independencia económica de los sindicatos del Estado y de las grandes empresas y monopolios. ¡Quien paga manda!

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