SELECCIÓN DE PRENSA NACIONAL

Cruce de navajas barberas en el PP

Las navajas, y navajas barberas además, han saltado a la luz definitivamente en el Partido Popular.

Una confirmación es la iniciativa de la número dos del PP, María Dolores de Cospedal, de pedir explicaciones a Esperanza Aguirre por haber mantenido como trabajador al ex gerente del partido en Madrid, Beltrán Gutiérrez, quien dimitió tras verse implicado en el escándalo de las tarjetas negras.

La secretaria general, que ya planteó el inmediato cese de Beltrán Gutiérrez después de conocerse que había gastado 58.000 euros con las tarjetas opacas, ha afirmado ahora que el PP de Madrid «tiene que dar una explicación» sobre por qué ha mantenido el contrato laboral con Gutiérrez.

Que Dolores de Cospedal haya arremetido sin anestesia contra Esperanza Aguirre, además de evidenciar el brillo de navajas, pronostica que la ex presidenta madrileña va a tener prácticamente imposible la nominación como candidata por Madrid.

Una Esperanza Aguirre, por otro lado, ya muy debilitada por escándalos como su fuga de los agentes de movilidad, el estallido de la ‘operación Púnica’ en pleno estómago del PP regional que preside, y ahora con el simulacro de los exámenes a candidatos a alcaldes. Ella misma reconoce que «no está en su mejor momento». Y tiene razón.

Pero es que también Cristina, otra de las lideresas en liza, apuntaba directamente a la persona de Esperanza Aguirre al declarar, a propósito de la Púnica, que debe de estar «muy arrepentida» por haber confiado en personas que «abusaron de su confianza» y le engañaron de una manera «bastante evidente». Añadió que los mecanismos de control del partido en Madrid no han funcionado a la hora de detectar la corrupción.

En otra zona geográfica, José Antonio Monago atribuye a un senador del Partido Popular la filtración de sus viajes a Canarias. Lamentó, en una de las ruedas de prensa, que no pocos compañeros se hayan puesto de perfil y le hayan dejado solo.

El propio Mariano Rajoy está harto de comprobar cómo hay dirigentes que no están dando la cara por el PP, en estos momentos de dificultades y crisis internas.

Pero el movimiento telúrico más profundo es el que se refiere a las conspiraciones en marcha para aparcar al propio Mariano Rajoy, y para buscar una cara nueva (y en principio joven) que encabece las listas populares en las generales de 2015-2016, como hipotético remedio a la postración que sufre el PP, reflejada en las últimas encuestas de intención de voto.

Así, unos cuantos columnistas están lanzando, cada día con más insistencia, la idea de que con Rajoy el PP nunca podrá ganar las elecciones y por tanto conviene la sustitución. Detrás de esas firmas se ha querido ver, entre otros, a la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría.

Demasiadas navajas enarboladas y demasiados cuerpos expuestos a la cuchillada, sin que, entretanto, el líder máximo consiga poner un poco de orden en el alborotado gallinero. Dentro del cual, por si falta algo, se va instalando un contagioso ambiente de desconcierto y pesimismo.

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