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Obama pide más

Barack Obama ha optado en su gira europea «una de las últimas de su mandato» por leer la cartilla a sus anfitriones poniendo sobre la mesa cuestiones alejadas de los discursos protocolarios de un presidente de EE UU en los últimos meses en la Casa Blanca. Ayer, en la localidad alemana de Hannover y durante 49 minutos, hizo un canto a los logros conseguidos por Europa desde el fin de la II Guerra Mundial y subrayó que todas las democracias del continente deben ser conscientes del peligro que corren ante el populismo pero sobre todo ante el yihadismo. Por tanto, anunció que EE UU pedirá este verano en la cumbre que se celebrará en Varsovia que cada miembro de la OTAN contribuya con el 2% de su PIB a la defensa común.

Barack Obama ha optado en su gira europea —una de las últimas de su mandato— por leer la cartilla a sus anfitriones poniendo sobre la mesa cuestiones alejadas de los discursos protocolarios de un presidente de EE UU en los últimos meses en la Casa Blanca. Ayer, en la localidad alemana de Hannover y durante 49 minutos, hizo un canto a los logros conseguidos por Europa desde el fin de la II Guerra Mundial y subrayó que todas las democracias del continente deben ser conscientes del peligro que corren ante el populismo pero sobre todo ante el yihadismo. Por tanto, anunció que EE UU pedirá este verano en la cumbre que se celebrará en Varsovia que cada miembro de la OTAN contribuya con el 2% de su PIB a la defensa común.

En una época de duros ajustes en Europa, el mandatario estadounidense ha decidido pedir a los miembros de la Alianza Atlántica que gasten más dinero en defensa. Es una manera más suave de plantearlo que cuando hace unas semanas sugirió en la revista The Atlantic que Europa está en la senda de la irrelevancia geoestratégica y calificó de “oportunistas” a los líderes europeos que dejan en manos de Washington la lucha contra el yihadismo y los gastos del sistema común de defensa. El argumento está encima de la mesa en EE UU desde que comenzaron las primarias para decidir quiénes serán los candidatos a la Casa Blanca en las presidenciales de noviembre. Y hay un cierto consenso general entre todos los precandidatos. El histrionismo de Trump, que prácticamente propone convertir la politíca militar exterior de EE UU en una especie de empresa de guardaespaldas de alquiler, no debe ocultar la realidad de que la próxima persona que ocupe la presidencia estadounidense exigirá, con mayor o menor fuerza, que los socios europeos en materia de defensa aumenten su gasto militar. Por eso las palabras de Obama en Alemania son probablemente apenas un avance de una directriz importante de la política de Washington respecto a sus aliados en los próximos meses.

En este contexto, el anuncio del aumento de la presencia estadounidense en Siria, con otros 250 efectivos, coloca a los socios europeos en el umbral de otro debate que probablemente preferirían evitar en estos momentos de incertidumbre económica y política en general: la necesidad o no de intervenir en la guerra que se libra en el país presidido por Bachar el Asad.

Una de las ventajas que tiene el segundo mandato de los presidentes de EE UU es que ya no necesitan hablar pendientes de las encuestas. Así parece que lo ha hecho Obama en su visita a Reino Unido y Alemania, al recordar que las cosas no tienen por qué necesariamente ir a mejor y que “fuerzas peligrosas amenazan con hacer retroceder al mundo”. Entre estas, como ya hiciera en Londres el sábado, situó al populismo instalado en el escenario político a ambos lados del Atlántico. Y formuló un diagnóstico —utilizando las palabras del poeta irlandés William Butler Yeats— que también sirve de toque de atención: “A los mejores les falta convicción, mientras que los peores están llenos de pasión e intensidad”.

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