Desaparecen 6.000 niños refugiados en Alemania

Los niños han gritado

El Ministerio del Interior Alemán acaba de reconocer la incomprensible y aterradora cifra: 5.835 refugiados menores de edad desaparecieron al llegar a la propia Alemania en 2015. Son menores sin compañí­a de adulto procedentes de Afganistán, Siria, Eritrea, Marruecos y Argelia. El Ministerio del Interior ha respondido con esta información a una petición parlamentaria.

LOS 6000 DE ALEMANIA

Esta noticia ha actuado como gota que colma un vaso que ha consistido en informaciones confusas y declaraciones contradictorias desde el principio de la crisis migratoria de los refugiados de Siria.

Entre los 5.835 desaparecidos se encuentran 555 niños, es decir menores de 14 años.

Cuando los titulares de las desapariciones repiten una y otra vez “desaparecidos nada más llegar” una catarata de preguntas se atropellan desde cualquier mente sensata. Sin embargo el Jefe de Personal de la Europol, Brian Donald, informa oficiosamente que “las modernas bandas criminales organizadas van donde la oportunidad es alta y el riesgo poco”. Una gran oportunidad de negocio y un riesgo (el de robarlos) muy bajo. «Podrían haber desaparecido los 5.835 niños en Alemania, otros 5.000 en Italia y otro millar en Suecia»

De esta forma podrían haber desaparecido los 5.835 niños en Alemania, otros 5.000 en Italia y otro millar en Suecia. Así parece terminar la odisea de caminata invernal por toda la Europa Oriental hasta llegar a la decrépita Europa.

NO SON CIFRAS, SON NIÑOS

Hasta dichos titulares, la escalofriante noticia se fue abriendo paso de manera confusa desvelando una vez más de qué naturaleza están tejidas las instituciones Europeas que con tanta vehemencia acostumbran a dictar sentencias y recetas para sus países miembros.

Bajo un vergonzoso manto de silencio mediático e institucional, este mes el problema de la desaparición de niños refugiados tuvo que ser respondido por el gobierno alemán, instado por la portavoz de Los Verdes, Luise Amtsberg.En 2015 llegaron a Europa un total de 270.000 menores. De ellos, 26.000 lo hicieron sin ningún tipo de acompañamiento de sus padres, ni familiares, según los datos de Save the Children.

Las investigaciones de Europol ya venían dando estimaciones de que al menos 10.000 niños refugiados han desaparecido “nada más llegar a Europa”. Al parecer Europol no es capaz de aclarar cuántos de esos niños puedan haber vuelto con su familia y las autoridades no tengan constancia.

La pista de Europol se perdió primero en Italia, donde al menos 5.000 menores no acompañados han dejado de estar bajo supervisión de las autoridades. Y otro tanto ocurrió con los mil de Suecia.

Desde mediados de 2014 se han encontrado evidencias de vínculos entre las redes de contrabando de refugiados en la UE y las bandas de tráfico de personas para la explotación sexual y la esclavitud. Asimismo, el Jefe de Personal de la Europol ha informado de que se trata de una red “relativamente nueva y enormemente sofisticada” con centros en Hungría y Alemania, cuyas cárceles están repletas de recientes encarcelados por relación con tráfico de personas.Sin embargo, a pesar de estas turbadoras declaraciones, el Ministro del Interior, el democristiano Thomas de Mazière se ha mostrado menos preocupado por no tener constancia de que estos desaparecidos hayan caído en redes de prostitución o tráfico de drogas ¿dónde están entonces?

LA RUTA DE LOS BALCANES

La “civilizada” Europa no puede tener campos de refugiados. Mientras amuralla sus fronteras trata de convencer a los países limítrofes para que multipliquen su atención a los refugiados. Negociando políticamente con la vida de cientos de miles de personas.

Durante los últimos meses se ha consolidado una línea de acceso desde Oriente Próximo, África y Asia hacia Europa a través de los Balcanes. Cientos de miles de personas provinentes de Siria, Irak, Afganistán, Senegal, Mali, Nigeria, Sudán, Somalia y Eritrea, se acaban adentrando un viaje agotador a través de fronteras cada vez más fortificadas.

Los datos recogidos por la Organización Internacional de las Migraciones (IOM) en las primeras semanas de febrero de 2015 revelan el caos: 8531 refugiados llegaron por mar hasta Grecia, 16717 entraron a Macedonia, 16426 a Serbia, 17966 a Croacia y 16744 a Eslovenia.

En noviembre de 2015 el ejército esloveno empezó a levantar vallas al oeste del Zagreb y en el paso de Gibina, principales accesos hacia Austria y Alemania. En enero de 2016 Macedonia ultimaba sus fronteras con Grecia con una doble línea de vallas altas y concertinas.

El presidente de Hungría, el conservador Viktor Orbán ha dicho que “los inmigrantes, sobretodo los musulmantes, son una amenaza a la prosperidad de Europa y a la seguridad de los valores cristianos”. Turquía ha pedido dinero a Bruselas a cambio de frenar el flujo hacia Europa pero ha advertido que “Turquía no se convertirá en un campo de concentración para refugiados”.

Desde Idomeni (Grecia) al Área de Tránsito de Vinojug (Macedonia), para poder viajar en trenes en condiciones de hacinamiento y falta de salubridad embarcando por un millar donde hay una capacidad para 400. Trenes cuyo billete de diez euros se acaba cobrando a 25 y sólo gratis para menores de diez años.

Las mafias de migración ilegal actúan a través de toda la ruta, en las montañas que separan Grecia, Macedonia y Kosovo, y Macedonia y Serbia, los pasadores de las mafias mezclan a otros emigrantes “ilegales” paralelamente a la ruta de refugiados.

Contrabandistas, sobornos, pasadores, falsificaciones, robos. La puerta del sur de Europa por los Balcanes se ha convertido en una pesadilla para los que huyen de la guerra o de la pobreza, o de ambas cosas, un viaje a ninguna parte.

DEL FUEGO A LAS BRASAS

Pero si tan altas van siendo las fortificaciones de la ruta de los Balcanes, si tanta seguridad tiene la Europa blindada, llegar hasta Alemania debería suponer haber resuelto lo más difícil. Cómo es posible que después de tantos y tantos pasos fronterizos los niños se pierdan en Italia, Alemania o Suecia, paises civilizados y democráticos cuyas fuerzas de seguridad están mucho mejor equipadas.

Para buscar al criminal, hay que saber el móvil. Turquía es uno de los mayores productores de ropa para el mercado británico. Firmas como Topshop, Burberry, Mark&Spencer o Asos tienen sus fábricas textiles en Turquía, quien por otra parte es el país que más sirios ha aceptado huidos de la guerra desde 2011 (2.5 millones).

Cientos de miles de adultos sirios trabajan en Turquía por un salario muy por debajo del salario mínimo (fijado en Turquía en unos 400 euros).

Según un estudio de la organización Clean Clothes Campaign (CCC) “Campaña Ropa Limpia”, las condiciones de trabajo en Turquía, Georgia, Bulgaria, Rumania, Macedonia, Moldavia, Bosnia, Croacia y Eslovaquia se asemeja a las de los países asiáticos. Las grandes multinacionales contratan proveedores de países con salarios mínimos miserables, por debajo de los límites de la pobreza que define el Comité Europeo de Derechos Sociales.

En particular Bulgaria, Macedonia y Rumania tienen salarios mínimos en el sector textil inferiores a los de China. En el Sur de Turquía hay una población de 400.000 habitantes donde se produce género más barato que en China y donde se explota sin piedad a refugiados de Siria que no tienen permiso de trabajo y a mujeres kurdas.

La ONG BHRRC (Centro de Recursos para los Derechos Humanos y los Negocios) preguntó a 28 marcas sobre sus proveedores turcos. H&M y Next fueron los únicos en revelar que habían identificado trabajo infantil en el trascurso de 2015. Primark y C&A sólo identificaron a los trabajadores refugiados sirios adultos. Adidas, Burberry, Nike, Puma y otras marcas declararon no tener trabajadores refugiados. M&S, Asos, Debenhams y Surperdry mantuvieron silencio sobre trabajadores sirios. Otras diez compañías aún no han contestado.

La visión que dan los medios de comunicación de una “crisis mal gestionada” o “el colapso burocrático de las instituciones europeas” se trasforma en una imagen mucho más desgarradora y mucho provista de una perversa intencionalidad consensuada.

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