música

Toundra

Nacieron en el 2007 y desde su primer disco «Toundra» han ido ganado en calidad hasta llegar a «IV» en el que han dado el salto al «no quedan entradas» (los anteriores discos son «II» y «III»).

El fenómeno de una banda instrumental, es decir, sin cantante, llegue a ocupar el segundo puesto en la lista de ventas, más siendo española, es lo suficientemente inusual como para poner los oídos en el genio musical que encierra.

Los miembros de Toundra provienen de los grupos “Nacen de las Cenizas” y “Ten Minute Man”. Dos años después de su primer disco ficharon por Aloud Music, dejando a Astoria Records. La política de libre descarga de la discográfica española provocó un aumento de fans del grupo en la escena underground española y participaron en el festival Primavera Sound de 2010 empezando su andadura por Europa.

Tras el éxito de “II” iniciaron una gira por España hasta el 2011, cuando su presencia en los principales festivales se empezó a convertir en imprescindible.

«Hay que poner los oídos en el genio musical que encierran»

En septiembre de 2012 publicaron su tercer álbum “III”, mejorando sus ventas y haciéndose un lugar en el underground europeo y repitiendo en las mejores citas musicales del año. La incorporación de Macón, guitarrista que ha sustituido a Víctor García-Tapia ha marcado la nueva época.

IV

El disco que es responsable de su salto a las grandes cifras de ventas, “IV”, está disponible en la red para cualquiera que quiera escucharlo. Prodigioso.

En el que califican como “su disco más heavy”, introducen el eje conceptual de la naturaleza animal

para armar el disco con una introducción bucólica y Strelka que marca el inicio del disco con suavidad pero definiendo con riffs el marco. Qarqom es la pieza más larga del disco, de diez minutos de duración. Con tiempo suficiente para mostrar los rasgos principales de Toundra y componer una de las mejores canciones que han parido. Necesariamente las guitarras hablan y circulan por la canción contando una

historia en la que sobran las palabras, y que ofrece o cambios dejados caer con precisión de cirujano, o cadencias que se repiten en ciclos para hipnotizar sabiendo cuando introducir el metal.

Lluvia es un tema que marca la diferencia con el resto del disco. Alejada del estilo clásico del grupo, consiste en casi 5 minutos de ambient, donde sintetizadores de fondo recrean ambientes claustrofóbicos y el ruidismo sustituye a la melodía. Diferente, y conseguida. Belenos cambia el factor sorpresa por la melodía, con sugerentes guitarras sobre el pétreo entramado rítmico, que tan pronto suenan melódicas y coloridas como se funden en el ambiente, dejando hueco a las geniales líneas de bajo de Alberto Tocados. Tiene un feeling gris, incluso depresivo a ratos, por los acordes usados, donde los riffs se diluyen dolorosamente tras los potentes martillazos que propina Alex Pérez a su batería. Invita a dejarse las cervicales, con esos ritmos tan marcados.

Si “III” tenía esa maravilla con arreglos de cuerda llamada Requiem, en “IV” tenemos Viesca. Comparte la afición por los arreglos, esta vez viento y cuerda. Acordes acústicos van poniendo las primeras piedras, a modo de base, de algo muy grande. Cuando los arreglos toman protagonismo, Viesca alcanza su clímax. Emotiva, grandilocuente y muy redonda. Se convierte desde ya en una de las grandes joyas de su discografía. El final, disonante, súbito e inesperado, es la enésima muestra de genialidad del cuarteto madrileño.

Kitsune es dinámica, con unos primeros compases lentos y ceremoniales, recreándose en un ambiente denso, antes del gran

«La defensa de la cultura local frente al arrase»

cambio de ritmo, unos instantes de pausa seguidos de una avalancha riffera con brío, acelerando el tempo, con un sensacional trabajo de batería. El final, totalmente metalero, recuerda a “II” pero añadiendo, sumando. MRWING es un breve interludio, sin experimento alguno, puro Post-Rock/Metal marca de la casa, repleto de grandes riffs. Para el final se reservan Oro Rojo, íntima y sentimental, a medio tiempo, sonando personales y emotivos. En lo puramente compositivo, es un tema muy dinámico, con ágiles bases rítmicas que complementan al riffing liviano y atmosférico. Se corona con un crescendo final, despojándose de su identidad metalera para entregarse en brazos del Post-Rock. Emocionante.

Un grito de inconformismo.

Recientemente en una entrevista decían: “la prensa y la crítica cataloga. Es una de sus funciones. No voy a entrar en lo que me parece el catalogar, etiquetar… muchas veces lo sustancial se pierde en esas etiquetas y lo verdaderamente importante queda escondido tras ellas. Nosotros hacemos algo con mucha pasión, algo que nos sale desde dentro y no podemos vivir sin ello. No hacemos esto porque nos metan en X rollo o en Y estilo… si algo de lo que hacemos nos gusta, lo dejamos estar, si no nos gusta, se va fuera. Y así ha sido siempre. El speech que el protagonista de ‘Birdman’ le suelta a la crítica de teatro justo antes del estreno de su obra de teatro es muy inspirador. Cuando vi la película hace poco me emocionó”.

¿Por qué el zorro? […] “Parte de una casualidad, de buscar en la red inspiración… del color rojo, el fuego, los bosques y de ahí al zorro. He de reconocerte que en mi infancia he visto muchos zorros en Asturias, de donde soy… y soy un tipo muy freudiano. Siempre me causaron atracción y siempre me dieron miedo. La temática de la huida de los zorros podría ir en dos direcciones: por un lado está la toma de la mitología como defensa de lo cultura local frente al arrase de la cultura occidental, que hace desaparecer tradiciones y modos de vida. Por otro lado puede ser visto como un grito de inconformismo de cómo van las cosas en el planeta, tanto a nivel natural como social. Todo esto me gusta”.

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