Nuevas condiciones, nuevo gobierno

Las lí­neas maestras del gobierno de Rajoy

El nuevo gobierno de Rajoy no va a ser, como afirman buena parte de medios y analistas, un ejecutivo «continuista», es decir una segunda parte de la pasada legislatura.No habrán nuevos recortes, pero se mantendrán los anteriores

Hay varios factores que imponen un cambio obligado.

En primer lugar, la elección de Trump en EEUU dibuja una recomposición global todavía llena de incertidumbres, pero que será diferente a los ocho años donde Obama ha ocupado la Casa Blanca.

En segundo lugar, el PP ya no disfruta de una cómoda mayoría absoluta en el parlamento, y la conjunción de PSOE, Unidos-Podemos y Ciudadanos (que ya ha impuesto la paralización en la ejecución de la LOMCE) permitiría impulsar medidas que antes estaban vetadas.

A lo que se une la nueva orientación impulsada desde el BCE, que intenta sortear la amenaza de un estancamiento económico crónico en Europa, a través de una política expansiva que inyecte liquidez a la economía productiva, con un aumento de la inversión o rebajas de impuestos.

¿Qué va a cambiar y qué va a continuar en esta nueva situación?

Rajoy ha afirmado que hay que “mantener la política económica”, situando dos “líneas rojas”: la reforma laboral -el principal instrumento para ejecutar el atraco a los salarios-, y el cumplimiento de los objetivos de reducción del déficit marcados por Bruselas.

Esto es lo que debe continuar

Pero los primeros gestos y medidas, anuncian un camino muy diferente al de la pasada legislatura. Se anticipa una subida de salarios a los funcionarios, frente a la rebaja del 5% de la primera oleada de recortes. El propio Rajoy ha anunciado que “los objetivos de déficit para las comunidades autónomas serán flexibilizados sin duda alguna”, desde el 0,1% para 2017 al 0,5%. Y el IVA cultural se rebajará, para los espectáculos en directo, desde el 21% al 10%.

Para cumplir con el control de las cuentas públicas exigido por Bruselas, el gobierno no recurrirá a nuevos recortes, sino a subidas seleccionadas de impuestos, sin tocar el IVA o el IRPF. Eliminando parte de las deducciones a grandes empresas del impuesto de sociedades, o incrementando las tasas más “populares” al tabaco, alcohol o hidrocarburos.

Esto es lo que obligatoriamente va a cambiar. El gobierno persistirá en la ejecución de los recortes ya anunciados, pero no es posible una nueva oleada de tijeretazos en sanidad o educación, que todos rechazan.

El nuevo gobierno de Rajoy no es una simple copia del anterior. Se ha fortalecido la figura de la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, con el mandato de iniciar negociaciones que encaucen el “conflicto catalán”. Se ha colocado al frente de Defensa a un “peso pesado” político, como María Dolores de Cospedal, para que garantice el salto en la participación española en la maquinaria militar norteamericana. Y se ha ampliado la nomina de ministros con una especial vinculación con Bruselas (como el nuevo titular de Exteriores, Alfonso Dastis o el renovado portavoz, Méndez de Vigo).

El objetivo del nuevo gobierno es convertir en estructural el grado de saqueo alcanzado. Por eso se declara intocable la reforma laboral o el cumplimiento del “techo de gasto”. No habrán nuevos recortes, pero se mantendrán los anteriores. Y se realizarán concesiones para rebajar el “ruido social”, permitiendo abrir paso, de forma cauta, a nuevas “reformas”.

En primer lugar la de las pensiones. Han comenzado las comparecencias para negociar un nuevo Pacto de Toledo. Y Fátima Báñez quiere incluir en los nuevos presupuestos medidas para “garantizar la sostenibilidad de las pensiones”.

En segundo lugar, silenciosamente, monopolios extranjeros se hacen con “joyas de la corona”. La última de ellas Gamesa, principal monopolio de energía eólica, que controlará la alemana Siemens. Este año debe culminarse la privatización de Bankia, y ya se anuncia una oferta por parte del Deutsche Bank.

Estas son formas de aumentar el saqueo sobre las riquezas nacionales, mucho menos impopulares que los recortes.

Se va a intentar ocultar el mantenimiento del saqueo a la población bajo la realidad de que no se aplicarán nuevos recortes e incluso se otorgarán algunas concesiones.

Debemos poner en primer plano la reivindicación de redistribución de la riqueza, para revertir los recortes ya ejecutados, uniendo a la mayoría de la población que los va a seguir sufriendo. Y concentrando la lucha en las batallas claves, como la defensa de las pensiones públicas.

Sin perder de vista que, igual que existen nuevas condiciones que obligan a cambios, hay movimientos de fondo que exigen, aquí si, el “continuismo”. Encadenándonos más a los planes militares norteamericanos. Y para ello Cospedal ya ha anunciado una “mayor colaboración entre la UE y la OTAN”, el incremento de las “misiones en el exterior”, y la ampliación de instalaciones de la OTAN en España. O empezando a dar pasos para poner a disposición del gran capital nacional extranjero y nacional los “nichos de negocio” que todavía no controlan, como las pensiones públicas.

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