Fernando Trueba

La Reina de España

Si en ‘Belle Epoque’, Trueba refleja de forma extraordinaria el periodo de mayor libertad polí­tica, social, sexual y moral que hemos vivido en España, en ‘La niña de tus ojos’ lleva a un grupo de españoles a rodar una pelí­cula a casa de los vencedores de la guerra, la Alemania nazi. En ‘La Reina de España’ Fernando Trueba sitúa la acción precisamente en 1956, el año en que se firmaron los acuerdos hispanoamericanos de Franco con EEUU, y se dio la primera manifestación estudiantil desde la Guerra Civil. Con extraordinario y particular olfato para la comedia, Trueba escoge un marco histórico incomparable y decisivo en nuestra historia para, además, rendirle un sentido homenaje al cine y a sus profesionales.

Has dicho en varias ocasiones que la comedia es una forma de ver el mundo que puede expresar las cosas mejor que otros géneros. Pero ¿por qué vuelves ahora a la comedia?

Porque me tocaba. Ten en cuenta que la primera mitad de mi carrera, con dos excepciones, solo hice comedias. Y ahora, en la segunda mitad, he hecho de todo menos comedia. Tenía auténtica necesidad.

A un director le suele definir casi siempre su primera película, que es cuando lo ves tal cual, salido del útero materno. La primer historia que escribí fue Ópera Prima. Eso es lo que me sale a mi de forma natural. Hacer reír, contar una historia divertida, personajes con gracia…

Quizás llegué a una edad en la que te haces mayor, la vida te da alguna hostia, como nos da a todos, pierdes a seres queridos, hay cosas que te endurecen, y cosas que te cortan la risa. He tenido una época en la que no me sentía con fuerza para hacer comedia, y ahora afortunadamente la he recuperado. Lo necesitaba, y creo que la gente necesita reirse. Cae por su propio peso.

Por otra parte es un género natural para nuestro cine, y se ve en nuestra tradición cinematográfica…

Yo diría que en toda nuestra tradición literaria.

Sí, incluso cuando el género es la tragedia, nosotros hacemos La Celestina, que se escribe como una tragicomedia

Desde El Quijote, toda la novela picaresca… nuestra tradición está en el humor, en una especie de humor teñido de realismo, de ironía, de fatalidad a veces.

¿Por qué es así?

Quizás por esa mezcla de judíos, árabes… eso te hace tener un sentido relativista de la vida, una mirada distanciada, irónica. Cuando los ingleses miran a Shakespeare, ahí está la poesía y la pasión. Pero si miras a Cervantes, ahí está la ironía, el desencanto, la comprensión de la vida. En eso tenemos ciertas particularidades que impregnan nuestra cultura.

Si hablamos de alguna de las cumbres de la cultura del siglo XX estarían Chaplin, Wilder o Lubitsch… cuando recogiste el Oscar dijiste que no creías en Dios, que creías en Billy Wilder, ¿qué tienen Wilder o Lubitsch?

Son los grandes maestros. Son los que llevan la comedia a un grado de perfección, de sofisticación, de elegancia muy grande. Es como si en la pintura me hablaras de Velazquez y Rembrandt. Pueden surgir pintores geniales, pero ellos son la pintura. Wilder y Lubitsch son la comedia, se mire como se mire.

¿Por qué eliges el marco histórico de 1956 para rodar La Reina de España?

Porque me daba muchas posibilidades de hacer comedia narrativa. Ese momento de España con la llegada de los americanos, con esas películas épicas… en las comedias que yo he hecho siempre hay ese contraste de la historia pequeña de los personajes comunes, con la historia grande de los titulares históricos. En este caso, eso reforzado con que lo que están haciendo es una gran producción pseudohistórica. Y al lado pongo a los pequeños personajes representando a la sociedad española de la época. Simplemente son trabajadores del cine, cómicos, técnicos… eso me da muchas posibilidades, el delante y el detrás, los titulares y la letra pequeña…

Belle Epoque transcurre durante La República, La niña de tus Ojos tras la guerra civil en la Alemania nazi, y La Reina de España en la posguerra recibiendo a los norteamericanos… ¿eliges a conciencia estos momentos clave?

Sí. Hay que elegir bien el marco en el que vas a desarrollar tu historia, y que puedas jugar con el humor, con la comedia… Las grandes comedias transcurren siempre en épocas durísimas. To be or not to be de Lubitsch transcurre en la Varsovia destruida por Hitler. Una película de Wilder que me gusta mucho, A Foreign Affair, es el Berlín del mercado negro, de las mujeres prostituyéndose, de las casas destruidas que no quedaba piedra sobre piedra. En un clima tan sórdido, tan deprimente, ellos consiguen hacer pedazos de la comedia humana.

Y no digamos la comedia italiana que es todo. Tutti a casa o La grande guerra, en medio del desastre histórico de la posguerra, de esa victoria y derrota del país que es las dos cosas al mismo tiempo. es el marco fantástico para esos moralista que son los directores de comedia, como Monicceli o Risi, para contar las historias y mover a sus personajes. Quizás la comedia es mas interesante cuando tiene ese trasfondo difícil. En esas comedias que se llaman de “teléfono blanco”, que van vestido de smoking, que no tienen ningún conflicto… es mas difícil encontrar una gran comedia, aunque a veces es posible.

Además en La Reina de España se añade que están rodando una película sobre Isabel La Católica.

Sí, y que el productor y el guionista son judíos. Eso me daba mucho juego. Para mi era hacer también chiste de aquel cine, por ejemplo, de El Cid. De hecho hay una referencia a El Cid que no se nota. El momento del abrazo de Charlton Heston y Sofía Loren al que yo le hago un guiño y un chiste.

Eran películas que me llevaba a ver mi padre de pequeño. Mi padre era un tipo humilde que siempre estaba trabajando y que no tenía tiempo para ir al cine, y solo me llevaba cuando la película era grandiosa. Tenía que ser Los Diez Mandamientos, Ben-Hur o El Cid, por debajo de eso nada. Para él era un acontecimiento anual. Reconozco que son películas que no me han dejado huella, no me dedico al cine por esas películas, ni tengo nostalgia de ellas, pero en el fondo me parece irónico recordar a mi humilde padre, pluriempleado para mantener a sus ocho hijos, que cuando iba al cine era para ver el mayor espectáculo del mundo.

La Reina de España, igual que en ‘La niña de tus ojos’, es el cine que mira al cine, ¿por qué?

Lo conozco bien, me gusta, y al fin y al cabo un rodaje es un micro mundo, una pequeña metáfora de la gente. Están los aristócratas, que son las estrellas, los obreros, los mandos intermedios… en definitiva es la representación del mundo a través de un grupo de gente.

Y es también un homenaje al cine…

Es que le tengo tanta gratitud al cine, no solo amor, por la felicidad, por todo lo que me ha dado, por toda la gente que he conocido. El cine me lo ha dado casi todo, a mis mejores amigos y a la gente tan notable que he conocido. Es que he conocido a Paco Rabal, a Fernán Gómez, a Rafael Azcona, A Willy Wilder, a Bresson… ¿qué mas se puede pedir en la vida?

Y además le muestras a la gente cómo se hacía el cine en aquella época

Una cosa muy bonita del cine es que te lleve a algún lado, que se abra esa ventana en la pantalla y de repente entres en una casa de Teherán o en el siglo XVII. En esta película quería coger al espectador de la mano y enseñarle cómo se hacía cine en los años 50, aquellos estudios, esos platós, esos decorados… claro, eso lo cuentas de paso porque estás contando una historia y haciéndoles reír. Pero de paso les asomas a una realidad de otra época. Es un doble viaje.

Hay un precepto que no sé si es más socrático o más cristiano, que procuro aplicarme, “trata al prójimo como a ti mismo”, y yo hago eso con el espectador, le intento dar una película que a mi me gustaría ver

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No sin Trueba

Es imposible entender los últimos 40 años del cine español sin las películas de Fernando Trueba, su forma de hacer películas y la valentía con la que las escoge.

Su primera película fue la comedia ‘Ópera Prima’ (1980), una película protagonizada y co-escrita por Óscar Ladoire que se convirtió en uno de los primeros ejemplos de la “comedia madrileña” de la década de los 80. Durante los años 80 estrenó comedias como ‘Sal Gorda’ (1984), de nuevo con Óscar Ladoire como protagonista y co-guionista, ‘Sé Infiel y No Mires Con Quién’ (1985), cinta que adaptaba una obra teatral de John Roy Chapman y Ray Cooney, y “El Año De Las Luces” (1986), cinta ambientada en los años 40 en donde Trueba colaboró con Rafael Azcona. Más tarde ambos volvieron a trabajar juntos en “Belle Epoque” y “La Niña De Tus Ojos”.

‘El Sueño Del Mono Loco’ (1989) fue la primera película del director madrileño rodada en inglés que ganó el premio Goya al mejor director y al mejor guión adaptado.

Una de las mejores películas de nuestro cine es sin duda ‘Belle Epoque’ (1992), que consiguió el Oscar a la mejor película además de otros galardones, entre ellos el Goya al mejor director y mejor película.

Después rodó la comedia “Two Much” (1995), película basada en una novela de Donald E. Westlake, “La Niña De Tus Ojos” (1998), premiada con siete Goyas, o “El Embrujo De Shanghai” (2002), adaptación de una novela de Juan Marsé con el protagonismo de Ariadna Gil.

Gran parte de su tiempo como director lo ha volcado en la filmación de diversos musicales, como ‘Calle 54’ (2000), ‘Blanco y Negro’ (2003) o ‘El Milagro de Candeal’ (2004) que le valió un premio Goya.

Entre sus trabajos de los últimos años están ‘El Baile de la Victoria’ (2009), ‘El artista y la modelo’ (2012) y la película de animación ‘Chico y Rita’ (2010).

En todos los periodos de las últimas cuatro décadas de nuestro cine está presente Trueba y su forma de entender el mundo a través del cine. Un regalo inspirado por el dios Wilder.

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