Bienvenidos a la nueva Alemania

Después de las elecciones del domingo, el panorama polí­tico de Alemania ha sido sacudido, quizás para siempre. Los conservadores de Angela Merkel serán capaces de formar un gobierno de coalición con los amigos de los empresarios del FDP, pero el equilibrio de poder entre las dos partes ha cambiado fundamentalmente. Y el otrora poderoso, los socialdemócratas pueden no recuperarse de su derrota.

La arquitectura interior de la nueva alianza liderada or Merkel será radicalmente distinta a las coaliciones "negro-amarillo" -el nombre está inspirado en los colores oficiales de los partidos- del pasado. En los gobiernos del ex canciller Helmut Kohl, siempre estaba claro quién tenía la última palabra, porque la Democracia Cristiana tenía cuatro o cinco veces tantos escaños como su minoritario socio liberal. Eso ahora ha cambiado, quizás para siempre. Sin embargo, el gran perdedor de las elecciones del domingo sigue siendo, sin duda, el centro-izquierda socialdemócrata. Se puede suponer que casi todo es ahora objeto de negociación: el papel de los dos actuales líderes, Steinmeier y el jefe del partido, Franz Müntefering, desde luego, pero también la tendencia política actual del partido de una izquierda moderada, que sus seguidores al final al parecer sólo han visto como una colección de promesas vacías. ¿Cuál de las actuales políticas del partido será sacrificada primero? ¿La elevación de la edad de jubilación a los 67? ¿La controvertida misión militar de Alemania en Afganistán? LE FIGARO.- En primer lugar, es una gran victoria la que Angela Merkel acaba de ganar. La autoridad de la Canciller se verá muy reforzada. Va a ser un socio más exigente en Europa y más escuchada en el escenario internacional. La nueva coalición incluirá al liberal FDP. Esto implica que Angela Merkel tendrá que tratar con aliados menos intervencionistas en política económica y más atlantistas en política exterior Alemania. Der Spiegel Bienvenidos a la nueva Alemania Después de las elecciones del domingo, el panorama político de Alemania ha sido sacudido, quizás para siempre. Los conservadores de Angela Merkel serán capaces de formar un gobierno de coalición con los amigos de los empresarios del FDP, pero el equilibrio de poder entre las dos partes ha cambiado fundamentalmente. Y el otrora poderoso, los socialdemócratas pueden no recuperarse de su derrota. La canciller Angela Merkel, probablemente salvó la cancillería, pero el precio que sus conservadores tendrán que pagar por ello es alto. El resultado de las elecciones para el centro-derecha, Unión Demócrata Cristiana (CDU) y su partido hermano bávaro, la Unión Social Cristiana (CSU), es menor que en 2005. Sin embargo, si ella puede formar un gobierno de coalición con el pro-empresarial Partido Demócrata Libre, es porque el apoyo de los votantes a éste ha aumentado de una manera que hasta hace poco los encuestadores apenas hubiera creído posible. Por ello, la arquitectura interior de la nueva alianza liderada por Merkel será radicalmente distinta a las coaliciones "negro-amarillo" -el nombre está inspirado en los colores oficiales de los partidos- del pasado. En los gobiernos del ex canciller Helmut Kohl, siempre estaba claro quién tenía la última palabra, porque la Democracia Cristiana tenía cuatro o cinco veces tantos escaños como su minoritario socio liberal. Eso ahora ha cambiado, quizás para siempre. En la nueva constelación, Merkel, difícilmente podrá mantener la promesa que hizo poco antes de las elecciones, es decir, que en una coalición CDU/CSU-FDP iba a suavizar las exigencias de los pro-libre mercado FDP, que eran demasiado radicales. Dada la abundante mayoría que la Democracia Cristiana y el FDP tienen en la cámara legislativa superior de Alemania, el Bundesrat, parece que Merkel será capaz de tener una conducción suave en términos de gobierno, pero que unos demócrata-cristianos debilitados pueden establecer su curso parece dudoso. El líder del FDP Guido Westerwelle va a tomar la iniciativa en el futuro gobierno. La gran pregunta es si puede hacer algo con el apoyo que los electores le han dado. Lucha por el poder interior La acusación de que Merkel dio la victoria a la competencia porque tenía un perfil bajo en su posición como líder de los conservadores no tardará en llegar desde dentro de las filas de los demócrata-cristianos. El ataque a su posición como líder del partido no tiene por qué ocurrir de inmediato, pero se puede dar como es seguro que los gobernadores regionales CDU pronto lo pondrán sobre la mesa. No hay escasez de candidatos que tienen sus ojos puestos en el liderazgo de la CDU, entre ellos los poderosos gobernadores de los estados de Hesse, Baja Sajonia y Renania del Norte-Westfalia. Esto significa que, en los próximos meses, Angela Merkel librará una batalla en dos frentes: en una coalición en la que se lucha por la dirección con el FDP como socio de coalición, y dentro de su propio partido. Los heridos de la CSU no serán de ninguna ayuda a Merkel en su intento por mantener el poder por encima de su coalición, sino más bien un obstáculo. El FDP parece que va a recibir más del doble de los escaños del Bundestag que la CSU, que sólo consiguió el 41 por ciento de los votos en Baviera el domingo, su peor resultado en las últimas décadas. En la época de Kohl, la CSU y el FDP eran igual de fuertes o los bávaros estaban por delante. Esto marca asimismo un hito histórico para la política alemana, también en este caso la las relaciones de poder CDU/CSU-FDP están cambiando a favor del FDP. Sin embargo, el gran perdedor de las elecciones del domingo sigue siendo, sin duda, el centro-izquierda socialdemócrata. Su resultado está por debajo incluso del mínimo histórico que el partido sufrió en 1953 y que del tardó años en recuperarse. Después de 11 años en el gobierno, el partido, cuyo estatus como uno de los dos principales partidos de Alemania parece estar en cuestión desde la elección del domingo, se va a la oposición. El partido está a sólo 10 puntos porcentuales por delante de su advenedizo rival de extrema izquierda, el Partido de la Izquierda. El Partido de la Izquierda es el resultado de una fusión entre el Partido del Socialismo Democrático (PDS) -el sucesor del partido comunista que gobernó Alemania Oriental- y WASG, un grupo de sindicalistas y miembros del SPD descontentos con sede en Alemania occidental, y ha logrado arrebatare de manera significativa cuota electoral al SPD desde que fue fundado en 2007. En el aire Para el co-presidente Oskar Lafontaine que una vez fue el presidente del SPD, si era su objetivo era humillar a la parte que dejó en 1999, desde luego lo ha logrado (…) El candidato a canciller del SPD, Frank-Walter Steinmeier, ha fracasado en su intento de por lo menos tener la fuerza para mantener la actual "gran" coalición con la CDU, en un intento de ganar tiempo. Se puede suponer que casi todo es ahora objeto de negociación: el papel de los dos actuales líderes, Steinmeier y el jefe del partido, Franz Müntefering, desde luego, pero también la tendencia política actual del partido de una izquierda moderada, que sus seguidores al final al parecer sólo han visto como una colección de promesas vacías. ¿Cuál de las actuales políticas del partido será sacrificada primero? ¿La elevación de la edad de jubilación a los 67? ¿La controvertida misión militar de Alemania en Afganistán? El último legado de los gobiernos de coalición SPD-Partido Verde entre1998-2005, en virtud de los cuales Gerhard Schröder marcó un cambio hacia el centro para el SPD, ahora está fuera del mercado. Pero las cosas no necesariamente tienen que detenerse allí. El estado de ánimo que ahora predomina en el SPD podría describirse fácilmente como de pánico. Ya el domingo, Frank-Walter Steinmeier, apostó su pretensión de ser dirigente de ese partido en el parlamento. De esta manera, quiere enviar un mensaje de continuidad en esta hora de la peor derrota posible. Sin embargo, la evolución de la noche del domingo parece menos dada a la continuidad que a una ruptura con el pasado. Los alemanes están experimentando el final del SPD que han conocido desde la década de 1960. Fue un partido que estaba integrado en la corriente de izquierdas de Alemania, pero que también apoyaba los lazos con los aliados occidentales, un partido que las desarrollaba sus políticas no sólo por su base electoral, sino para todo el país. Pero en términos de su porcentaje de votación, el SPD ya tiene más en común con un grupo de interés especial que con una fuerza política importante. Lo que eso significa en términos políticos, ahora será el foco de amargas luchas internas. Cuando la masacre haya terminado Hasta ahora se consideraba una cosa segura que el Partido de la Izquierda y el SPD tendrían que someterse a un acercamiento, si cualquiera de las partes quería tener alguna posibilidad real de gobierno a nivel nacional. Pero después del domingo, los dirigentes del Partido de la Izquierda, Gregor Gysi y Oskar Lafontaine, han puesto en cuestión esta premisa. Con unos resultados que están a sólo 10 escasos puntos de los socialdemócratas, e incluso mejoran al Partido Verde, el Partido de la Izquierda, no necesita tomar decisiones rápidas. Los dirigentes de Partido de la Izquierda esperarán a que el SPD, una vez que la masacre interna llegue a su término, para acercarse a él. Los otros partidos de oposición, los Verdes y el SPD, ahora tendrán que ponerse de acuerdo sobre el nuevo papel del Partido de la Izquierda como parte integrante de la fuerza motriz del campo de la izquierda. Y el Partido de la Izquierda está plenamente satisfecho con ese papel, por el momento. Los Verdes han ganado votos, pero ¿por qué? Internamente, el partido ha estado durante mucho tiempo en la corriente centrista, aunque sus dirigentes y miembros se perciben a sí mismos como parte de las fuerzas de izquierda. Pero, ¿cómo puede el Partido Verde tener la esperanza de entrar en el gobierno con un SPD que ha caído hasta el fondo y un partido de izquierda que es políticamente regresivo? Después de la votación del domingo, los Verdes son el único partido que está en una posición de sacudir las alianzas políticas establecidas en Alemania, que hasta ahora han consistido en la CDU/CSU y el FDP por un lado y el SPD y los Verdes en el otro. Pero es dudoso que tengan la valentía para hacerlo. La primera respuesta puede que llegue pronto en los estados de Sarre y Turingia, donde los Verdes se encuentran actualmente en negociaciones de coalición tras las recientes elecciones estatales. En el Sarre, por ejemplo, los Verdes tienen que decidir si quieren formar un gobierno de coalición con el SPD y el Partido de la Izquierda, o con la CDU y el FDP, y mantienen sus opciones abiertas. Después de las elecciones del domingo, la antigua Alemania Occidental, con su capital en la tranquila ciudad de Bonn y sus campos políticos y centros de poder claros, no es más que un recuerdo borroso. Pero la clarificación del nuevo orden político que va a suceder en los próximos meses, hará que muchos alemanes añoren la tranquilidad de los viejos tiempos. DER SPIEGEL. 28-9-2009 Francia. Le Figaro Las elecciones alemanas y Francia Pierre Rousselin En primer lugar, es una gran victoria la que Angela Merkel acaba de ganar. La autoridad de la Canciller se verá muy reforzada. Va a ser un socio más exigente en Europa y más escuchada en el escenario internacional. El fracaso de los socialdemócratas, confirma las dificultades de la izquierda para hacer frente a la situación creada por la crisis económica. Los socialistas, en declive en toda Europa, no tienen respuesta para lo que la derecha no está en condiciones de aplicar. Es una lección que hay que aplicar a la política nacional francesa. La nueva coalición incluirá al liberal FDP. Esto implica que Angela Merkel tendrá que tratar con aliados menos intervencionistas en política económica y más atlantistas en política exterior. Los liberales insisten especialmente en los recortes de impuestos, mientras que el déficit se está ampliando. La salida de los socialdemócratas y la llegada de los liberales va a exacerbar las contradicciones entre la política económica alemana y la francesa. En contraste, Alemania se dirige hacia un retorno a la energía nuclear, muy parecida a la de Francia. En política exterior, es tradicional que el socio de coalición, el FDP en este caso, se le dé el puesto de Ministro de Asuntos Exteriores. No estoy seguro: el FDP preferiría que se reconociera su papel en la conducción de la política económica. Los liberales han sido tradicionalmente más atlantistas y más críticos frente a Rusia que la CDU. Pero el fin de la cohabitación CDU / SPD debe permitir a Alemania a tener una política exterior más visible y coherente. Este factor, añadido a la mayor autoridad de Angela Merkel, me hace pensar que Alemania será un socio más difícil para Francia. Vamos a tener que jugar con cautela. LE FIGARO. 28-9-2009

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