Adrián Martí­nez

Campos electromagnéticos y Salud Pública

En un magní­fico libro, «Lecciones tardí­as de alertas tempranas», la Agencia Europea del Medio Ambiente (EEA) hace un repaso de aquellos productos y tecnologí­as sobre los que aparecieron algunas voces crí­ticas iniciales y las consecuencias de no escucharlas.

Adrián Martínez

Médico y profesor de Formación Profesional de Sanidad

Casos como el del amianto (al principio considerado un mineral milagrosoy al quedespués seresponsabilizó de infinidad de casos de cáncer de pulmón), el dietilestilbestrol, DES (recetado al principio a mujeres embarazadas para prevenir riesgos de aborto y más tarde demostrado cancerígeno) ola talidomida (provocando enormes malformaciones) son magníficos y aterradores ejemplos de ello. En la actualidad, las antenas de telefonía móvil, los teléfonos inalámbricos y móviles, el wifi, el bluetooth, el Wimax, las lámparas fluorescentes, lostransformadores eléctricos, las subestaciones y líneas eléctricasy cualquier aparato o equipo doméstico (TV, ordenador, etc.), tantoinstalados en el interior de las viviendas como en múltiples ámbitos públicos y privados, incluyendo los educativos, se han convertido en nuevos monstruos sin control engendrados por unsistema genuflexionado ante las grandes multinacionales del sector.

Desde los años treinta del siglo pasado se tienen noticias de la influencia en la salud de determinadas radiaciones electromagnéticas no-ionizantes, pero ha sido en los últimos tiempos cuando la electrohipersensensibilidad, patología considerada entre las de estirpe ambiental, ha llegado a niveles intolerables de incidencia y prevalencia sin que nuestras autoridades políticas, sociales y sanitarias den una respuesta adecuada. La OMS (Organización Mundial de la Salud) admitió en 2011 que los campos electromagnéticos de alta frecuencia eran posibles agentes cancerígenos, del mismo modo que se había admitido anteriormente para los campos magnéticos de baja frecuencia.

Está constatado que todas estas tecnologías emiten campos electromagnéticos (CEM) de manera permanente en los lugares donde se instalan y que los efectos sobre la salud varían de persona a persona en función de su biología y de la intensidad y duración de la exposición. Los síntomas mejoran cuando se produce un alejamiento de las fuentes emisoras, en particular de las tecnologías inalámbricas, todas ellas fuentes potenciales de exposición a altos niveles de CEM de alta o baja frecuencia y reaparecen o se tornan recurrentes al volver al medio ambiente irradiado.

La electrohipersensibilidad, síndrome de intolerancia electromagnética o de los microondas se desarrolla tras un tiempo de exposición a las radiaciones citadas. Sin embargo tras muchos años de verificación dentro del ámbito de la medicina científica, muchos médicos todavía no están familiarizados con la sintomatología de los afectados por los campos electromagnéticos. Esto es debido a la falta de información y al oscurantismo mediático y normativo existente en todo lo relacionado con las radiaciones y sus efectos sobre la salud. Sin embargo la OMS (2005), el Parlamento Europeo (2009), la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa (APCE) (2011), las recomendaciones del Colegio de Médicos austriaco y las contribuciones del Estado sueco y australiano son algunos ejemplos de regulaciones, afirmaciones o recomendaciones ante este hecho medioambiental y sanitario.

Entre la sintomatología descrita para tal patología se encuentran, en una primera fase: cefaleas, acufenos, anomalías de la sensibilidad superficial con disestesias, falsos vértigos o vértigos tipo Menière, problemas de atención o concentración, disminución de la memoria inmediata, opresión torácica, taquicardias, alteraciones digestivas y dérmicas, diarreas, gastralgias y náuseas. Una segunda donde la triada de insomnio, fatiga crónica y depresión junto a irritabilidad o violencia verbal y alteraciones del estado de ánimo, y una tercera que depende de las circunstancias o de la reducción de la exposición a los campos electromagnéticos. El cuadro es diferente en niños y adolescentes donde las alteraciones del comportamiento y la caída del interés por los estudios o por los juegos son sus expresiones clínicas y los componentes fundamentalmente alteraciones psíquicas por las que acaban siendo medicados sin ningún pudor. Para los adultos, se describe hasta un síndrome confusional, con desorientación temporoespacial, incluso a veces pseudodemencia.

De esta forma, muchos pacientes acaban siendo diagnosticados y tratados de forma innecesaria de variados trastornos psicológicos aunque se trata de una patología puramente orgánica ya reconocida en Suecia, Austria y Japón. Y también por la Organización Mundial de la Salud (OMS) dando constancia de ello más de 25.000 publicaciones científicas, según datos de esta misma organización.

Por tanto es obvio que la electrosensibilidad no está relacionada de forma alguna con trastornos psicosomáticos, o psiquiátricos aunque sí es cierto que sufrir electrosensibilidad conlleva una reducción de la calidad de vida tanto en el aspecto físico como en el emocional. Es más la línea entre una persona aparentemente no sensibilizada a las radiaciones y una ya reconocida como electrosensible es realmente intangible y delgada variando los porcentajes según el país. Así en EEUU es de un 10% aproximadamente, mientras que en Suecia comienza a acercarse a ese porcentaje, unas 290.000 personas. Actualmente la Organización Mundial de la Salud considera que la tasa de personas electrohipersensibles en los países industrializados se acerca al cinco por ciento de la población. En España, que siempre es diferente, las autoridades políticas y sanitarias mantienen un silencio absoluto y no existen datos oficiales, como si el problema no existiese. Sin embargo algunas estimaciones científicas llegan a cuatro millones de españoles y aun no existiendo este reconocimiento oficial algunas resoluciones judiciales establecen que la hipersensibilidad electromagnética y ambiental constituye una causa para declarar la incapacidad laboral permanente y absoluta.

Son muchos los silencios de nuestra administración, tanto como las advertencias de la comunidad científica internacional alertando de los peligros para la salud de los campos CEM provenientes sobre todo de las nuevas tecnologías de uso inalámbrico. En este sentido las alertas de numerosos científicos, expertos e investigadores con presencia en universidades de diferentes comunidades autónomas de nuestro país son solo una pequeña referencia al interés y preocupación que ocasiona y despierta este tema.

Por otro lado, y a nivel internacional cabe destacar desde el llamamiento científico dirigido a la ONU y a la OMS; el dictamen proteccionista de la sección TEN del Comité Económico y Social Europeo (CESE); las Directrices europeas de actuación en campos electromagnéticos de la Academia europea de Medicina ambiental; la Declaración científica internacional de Bruselas sobre Electrohipersensibilidad (EHS) y las recomendaciones del Comité permanente de Salud canadiense.

Por otro lado algunas resoluciones del Parlamento Europeo demandan actualizar los límites de exposición y la protección de espacios sensibles (escuelas, guarderías, residencias de ancianos y centros de salud). Asimismo la resolución del Consejo de Europa (2011) y la Resolución 1815 (25 de mayo) de su Asamblea Parlamentaria solicitó a los Estados miembros adoptar ya “todas las medidas razonables” para reducir la exposición a CEM, primar el acceso a Internet a través de la conexión por cable sustituyendo al Wi-Fi y regular estrictamente el uso de los teléfonos móviles en recintos educativos, realizando campañas de información y concienciación sobre sus riesgos.

No hay que olvidar que la Agencia Internacional de Investigación del Cáncer (IARC) de la OMS, clasificó en 2011 los campos electromagnéticos de radiofrecuencia (móviles, teléfonos inalámbricos, Wifi, Wimax, etc.) como “posiblemente carcinógeno para los humanos (Grupo 2B)” basado en un mayor riesgo de glioma, un tipo maligno de cáncer cerebral. Asimismo los Informes BioInitiative (2007, 2012) y el REFLEX (2004) advierten de la gran cantidad de efectos que sobre la salud pueden ocasionar los CEM de estas frecuencias y por lo tanto recalca que los límites actuales de seguridad pública, entre ellos los de la Comisión Internacional de Protección contra la Radiación No-Ionizante (ICNIRP), no son adecuadas para proteger la salud pública.

La Declaración Médica Internacional (Declaración de Friburgo 2012) sobre esta cuestión finaliza del siguiente modo: Destacados científicos consideran las masivas intervenciones sobre el funcionamiento biofísico vital generados por los campos electromagnéticos (CEM) artificiales como el mayor experimento biomédico jamás visto en la historia humana. Ya sabemos lo suficiente en este momento acerca de los riesgos y peligros para exigir, como mínimo, una acción inmediata de precaución en esta materia de nuestros responsables políticos, dejando al lobby negacionista de la contaminación electromagnética con sus vergüenzas al aire, añado.

21 comentarios sobre “Campos electromagnéticos y Salud Pública”

  • Ya , ya, pero yo cierro la puerta de una habitacion que tiene luz y ya no veo nada. Sin embargo si en la misma habitacion hay un wifi este lo recibo a traves de la puerta que esta cerrada. Algo o me cuadra. Si la bombilla emite con mas energia deberia atrasesar puertas cerradas y muros. Y no lo hace mientras que el wifi si.

  • Excelente artí­culo. La radiación no ionizante no es inocua al cien por cien y mucho menos si pasamos las veinticuatro horas del dí­a radiados por diversas fuentes.

  • Sí­.

    Las ondas que producen otro efecto más allá del térmico al impactar con la materia es porque su longitud de onda es lo suficientemente pequeña como para chocar con cosas tan pequeñas como las moléculas o lo átomos.

    Se podrí­a pensar que quizá las otras tienen alguna otra propiedad que se desconoce que las hace tener algún otro efecto. Pero después de miles y miles y miles de años sometidos a la presenca permanente de raciones electromagneticas mucho más energéticas que el wifi o las ondas de telefoní­a, como es todo el espectro entre el infrarrojo y el ultravioleta, es decir la luz visible, sin observar ningún efecto, hay miles y miles de años de experiencia como para concluir que tal propiedad no existe.

    No deja de ser significativo que haya gente preocupada por la radiación de un router wifi y no por la de una bombilla, que es miles de veces más energética. Aunque igualmente inocua.

  • ¿Puede usted afirmar categoricamente que este tipo de radiaciones provoca solo un efecto termico? Precisamente esto es lo que se esta investigando. La ciencia avanza. Nosotros mientras no tengamos conclusiones concluyentes abogamos por el principio de precaucion. ¿Y usted?

  • La electroterapia como bien dice, se usa en fisioterapia, la cual no cura enfermedades, sino que palí­a dolores mediante estimulación muscular, en este caso eléctrica y mediante estimulación eléctrica directa sobre el músculo o mediante termoterapia, es decir mediante el calor que producen las microondas o los infrarrojos.

    Pero sí­ tiene usted razón. Las CEM no ionicantes pueden producir un efecto biológico si asumimos como efecto biológico que pueden calentar un cuerpo vivo, como lo hace la luz visible, las microondas o los infrarrojos, y todas las ondas electromagnéticas de menor energí­a que estas, como las ondas de radio, el wifi o las ondas de telefoní­a móvil.

    Afirmar que pueden producir otro efecto es lo que hacen los timadores que venden aparatos de electroestimulación afirmando que pueden curar el cáncer.

  • En el ámbito sanitario, los CEM se utilizan con
    fines no solo diagnósticos sino terapéuticos, como es el caso de la electroterapia.
    í‰sta, definida como la ciencia del tratamiento de lesiones
    y enfermedades por medio de la electricidad, es aplicada de forma cotidiana por fisioterapeutas utilizando equipos que emiten CEM de diferente frecuencia, desde los electro-estimuladores de baja y media frecuencia (0 Hz-10 KHz), hasta la onda corta (27,12 MHz), pasando por las microondas
    (2450MHz).
    ¿Me quiere usted decir que los fisioterapeutas mienten cuando afirman que existen efectos biologicos sobre los pacientes en este caso positivos?.
    Y si hay efectos positivos, como demuestran mas de 4.000 articulos cientificos, es que se poducen efectos biologicos y tambien puede haberlos negativos. ¿O esto no le convence tampoco?

    Estudiante de primero de fí­sicas

  • Ninguna radicación no-ionizante, esto es con potencia inferior al ultravioleta, tiene efecto alguno sobre los organismos biológicos. La radiciación con potencia inmediatamente inferior al ultravioleta, es la luz violeta. Desde ahí­ se puede ir descendiendo por todo el espectro de luz visible, hasta llegar al infrarrojo. Por debajo de este, están todas las ondas de los móviles, wifis, microondas etc… cuya radicación afecta a nuestro organismo. Curiosamente nadie se atreve a calificar de cancerí­gena la radicación de una bombilla, es decir, toda la gama de luz visible tiene una potencia superior al infrarrojo.

    Vaya bazofia de artí­culo. Si es cierto que lo ha escrito un médico que devuelva el tí­tulo, porque para ser médico es necesario tener conocimientos básicos de fí­sica como estos.

  • Muchas gracias, yo soy EHS, SQM etc y mi ayuntamiento hizo informes falsos, el jefe de policia asalto nuestro chalet, de mis padres medicos ambos ( mi padre medico, farmaceutico y quimico, norteamericano encima), llamandome loco e intentando incapacitarnos! En dichos «informes» desmontandos por el fiscal y estupendo forense judicial se destapa todo. 30 articulos del codigo deontologico de psicologia violados presuntamente, todos mis derechos humanos y constitucionales violados.

    Aqui le dejo el video de mi exposicion el otro dia en el pleno.

    Guardamar del Segura, Alicante.

    AQUI EL VIDEO: mi madre medico y yo al final: https://www.youtube.com/watch?v=4TAguPYySMs hora 1,48

    Ahora se ha descubierto el pastel de posible soborno familiar, usando las enfermedades que ellos me han causado por estress y acoso, donde pretendian incapacitarnos para robarnos todavia mas.

    Por favor, deseo contactarles por privado. Van imputados incontables concejales, alcalde, guardia civil presunta prevaricadora con cohecho y jefe de policia.

  • Excelente artí­culo. ¿Qué dirán los negacionistas pagados por la industria? Ya queda cada vez menos para que la propia OMS tenga que admitir esta realidad. Dentro de no mucho, las radiaciones NO ionizantes, serán clasificadas como tipo 2A, para acabar al final siendo de tipo 1. La persona responsable de la OMS Emilie van Deventer, sobre la salud y los campos electromagnéticos tiene «CERO» en lo que se refiere a cualificación en la salud, es una ingeniero eléctrico, denunciada por conflicto de intereses.Sólo una pincelada de todo el lí­o que hay con este problema.

  • Como es posible afirmar que hay lagunas sobre los conocimientos biológicos de determinadas radiaciones, y por otro afirmar contundentemente que la electrosensibilidad es psicológica? Se os ve el plumero a la mí­nima.

  • La mayorí­a de estudios que utilizan el método doble ciego han mostrado que las personas que afirman estar afectadas de hipersensibilidad electromagnética son incapaces de sentir los campos electromagnéticos, y no existe una relación causal entre la exposición y los sí­ntomas. Esto ha llevado a la conclusión de que la sugestión es el mecanismo psicológico que juega un papel importante tanto como causante como exacerbador de los sí­ntomas.

    Conclusiones de las investigaciones cientí­ficas
    En los últimos 30 años, se han publicado aproximadamente 25.000 artí­culos sobre los efectos biológicos y aplicaciones médicas de la radiación no ionizante. A pesar de que algunas personas piensan que se necesitan más investigaciones, los conocimientos cientí­ficos en este campo son ahora más amplios que los correspondientes a la mayorí­a de los productos quí­micos. Basándose en una revisión profunda de las publicaciones cientí­ficas, la OMS concluyó que los resultados existentes no confirman que la exposición a campos electromagnéticos de baja intensidad produzca ninguna consecuencia para la salud. Sin embargo, los conocimientos sobre los efectos biológicos presentan algunas lagunas que requieren más investigaciones.

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