Los Rockefeller piden restringir las libertades en Europa del Sur

Saqueo máximo, democracia mí­nima

Eso es lo que se desprende de un informe del banco norteamericano JP Morgan titulado «El ajuste de la Zona Euro, una tarea a medio hacer». En él, el banco de los Rockefeller y otros centros nodulares de la oligarquí­a imperialista yanqui sostiene que para poder seguir obteniendo enormes beneficios de sus actividades financieras en Europa «son necesarias reformas polí­ticas destinadas a acabar con la oposición a las medidas impopulares de austeridad».

¿A que reformas políticas se refieren? El mismo documento lo aclara en varios de sus párrafos.


Al principio de la crisis creíamos que estos problemas heredados del pasado se debían en gran parte al orden económico reinante; sin embargo, se puso de manifiesto que hay problemas políticos que están profundamente arraigados en los países de la periferia, Grecia, España, Portugal e Italia”.

Sistemas políticos que, por venir “de una Dictadura anterior”, tienen Constituciones que “tienden a tener un fuerte sesgo socialista, reflejando la fuerza política que los partidos de izquierda adquirieron después de la derrota del fascismo”.

«Segun JP Morgan, España sólo hemos recorrido la mitad del proceso de ajustes» Regímenes políticos que, según la JP Morgan, presentan unos mismo rasgos comunes: “unos dirigentes débiles; unos Estados centrales débiles en relación con las distintas regiones; protección constitucional de los derechos de los trabajadores; sistemas que buscan el consenso y animan el clientelismo político; el derecho a la protesta, permitido por el status quo político”.

Y remacha; “estas Constituciones y acuerdos políticos en la periferia sur tienen una serie de características que parecen ser inadecuadas para una mayor integración regional. Cuando los políticos y creadores de opinión alemanes hablan de un largo proceso de ajuste de una década, probablemente tienen en mente tanto la necesidad de reformas económicas como políticas (…) Es poco probable que Alemania acepte los eurobonos sin cambios significativos en las Constituciones políticas de la periferia”.

Todo esto, en última instancia, quiere decir que Washington y Berlín consideran que es preciso limitar y poner coto a una serie de libertades democráticas y derechos constitucionales que dificultan que los recortes, ajustes y el trasvase de riqueza desde nuestros países a sus oligarquías financieras pueda completarse. Pues según el propio informe de JP Morgan, los países del sur de Europa sólo hemos recorrido “la mitad” del proceso de recortes y ajustes necesario.

Otra vez en venta. Y ahora, a lo grande
Ligado con esto, la semana pasada conocíamos que el gigante norteamericano de las telecomunicaciones ATT ha sondeado al gobierno sobre la posible compra de Telefónica, la mayor empresa española.

«Para llevar a cado el saqueo, a Washinton le molesta el régimen de libertades» La oposición inicial del gobierno, al parecer, ha hecho desistir (al menos por el momento) a ATT de hacerse con Telefónica. Sin embargo, el sólo hecho de que una operación de esta envergadura haya podido ser siquiera pensada revela a las claras el estado de degradación política y económica al que está siendo conducido nuestro país. Hace menos de una década, una operación de este tipo hubiera sido impensable. No es ya que Telefónica no fuera comprable, es que era ella quien compraba hasta hacerse con una posición relevante en mercados tan importantes como Reino Unido, Alemania, Italia o Brasil, por citar sólo unos cuantos.

Que ATT haya ideado un proyecto para hacerse con el control de la mayor empresa nacional en términos de volumen de negocio, empleo, inversión y generación de valor añadido no es un asunto baladí. Indica hasta qué punto están dispuestos a llegar Washington y Berlín en su proyecto de intervención y saqueo del país. Los diques ha sido rebosados y hasta las joyas de la corona oligárquica (sistema financiero, telecomunicaciones, eléctricas, energéticas, constructoras,…) están ya hoy en su punto de mira.

Ni Telefónica es una empresa cualquiera para España, ni ATT es cualquier empresa en EEUU. Detrás de ella están los mismos grandes fondos –los llamados “cuatro fantásticos”, State Street, Capital Reseach, Vanguard Group y Black Rock– que son a su vez los mayores accionistas de la gran banca estadounidense: JP Morgan, Citigroup, Bank of America-Merril Lynch, Morgan Stanley o Wells Fargo. En otras palabras, el auténtico corazón de la oligarquía yanqui.

Es importante retener este dato. Porque conociendo quién esta detrás de la operación –los mayores depredadores financieros del planeta– sería de una ingenuidad terrible creer que van a desistir de dar caza y devorar una presa tan jugosa una vez que han olido su sangre.

En abril de 2010, hace ahora más de 3 años, al poner de manifiesto el nuevo proyecto de intervención y saqueo hegemonista dijimos: “los centros de poder financiero de Europa y del mundo reclaman su cuota-parte de ese 25% de rebaja salarial. No sólo mediante el pago de mayores intereses por la deuda, sino poniendo sus ojos (y veremos cuanto tardan en poner también sus garras) en algunas de las ‘joyas de la corona’ monopolistas de la oligarquía española”.

Todo indica que ese tiempo ya ha llegado. Y que Washington y Berlín han llegado a la conclusión de que para poder completar el desguace de España les sobran e incomodan un ‘exceso’ de derechos ciudadanos y libertades democráticas.


A más voracidad, mayores dificultades
Todo esto, sin embargo, pone de manifiesto, al mismo tiempo que su insaciable voracidad, las crecientes dificultades que encuentran para imponer sus agresivos proyectos. De lo que acabamos de ver un ejemplo ilustrativo en Grecia.


«Con cada paso adelante que dan, más fuerzas se ponen en su contra» Allí, el gobierno tripartito lacayo de la troika acaba de romperse tras abandonarlo el socio minoritario, Izquierda Democrática, por el cierre de la televisión pública griega impuesto por el FMI y Berlín. La agresividad de su intervención, la profundidad del saqueo y el antagonismo de sus ataques contra la población llega hasta tal punto que incluso quienes hace unos meses aceptaron el segundo rescate como “mal menor” hoy ya no pueden soportarlo ni están dispuestos a aceptar sus nuevas y virulentas medidas.


Si los Rockefeller, Merkel y compañía están calibrando hoy la conveniencia de restringir el sistema de libertades, no es por una especial perversidad que les haga coquetear con el autoritarismo, sino por las dificultades, la oposición y el rechazo crecientes que encuentran entre la población.


Cada nueva agresión que perpetran se traduce en que más gente abandona el campo del miedo y la resignación para pasarse al de la indignación y la lucha. Con cada paso adelante que dan, más fuerzas se ponen en su contra y pasan a alinearse en el campo del 90%, creando nuevas y mejores condiciones para levantar un Frente Amplio de Unidad.


Está pasando en Grecia con la ruptura del gobierno tras la conmoción causada por el cierre de la televisión pública. En Portugal con la negativa del Tribunal Constitucional y la Presidencia de la República a aprobar las medidas más duras exigidas por la troika al gobierno de Passos de Coelho. Está pasando en Italia con el esperpéntico y patético pacto de la “izquierda” del PD con Berlusconi para tratar de frenar el ascenso del Movimiento 5 Estrellas. Y en España con el hundimiento del bipartidismo y la amplitud y el alcance que está cogiendo la campaña de “Las pensiones a referéndum”.


No pueden avanzar sin sembrar al mismo tiempo nuevos rechazos y una mayor oposición. Quien siembra vientos recoge tempestades. Todos debemos ser conscientes de que dar un cauce político a todo ese caudal de lucha que ellos mismos están desatando es ahora mismo lo más importante.


Extender y difundir la campaña por el referéndum de las pensiones, ampliar la unidad construida en torno a ella en la perspectiva del frente amplio y, sobre todo, ampliar las filas de nuestro partido –la fuerza política que desde hace años venimos señalando con claridad y persistencia dónde están nuestros verdaderos enemigos y cómo podemos derrotarlos si nos unimos y organizamos– son las tares más urgentes del momento para conjurar la creciente amenaza que representan Washington y Berlín, no sólo para nuestras condiciones de vida, sino para la propia democracia.

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