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El torbellino de secuelas de la crisis del vuelo de Malaysia Airlines MH17 está ahora sobre nosotros, con la opinión internacional liderada por Occidente poniendo en primer plano a Rusia. Creemos que todo el caso debe ser investigado de manera justa y objetiva. Las Naciones Unidas o la Organización de Aviación Civil Internacional debe desempeñar un papel de liderazgo, y todas las partes deben coordinarse sin condiciones previas o juicios preconcebidos. El Secretario de Estado, John Kerry y el canciller Sergei Lavrov de Rusia han acordado que todas las pruebas del avión derribado deben ponerse a disposición para la investigación internacional, y que los expertos deben tener acceso al sitio. Esta es una buena noticia. Moscú debe tomar una actitud favorable hacia la investigación. Occidente ha señalado a Rusia como el principal sospechoso de la tragedia. Bajo tales circunstancias, cualquier vacilación por parte de Rusia provocará más acusaciones de Occidente. Si no hay ningún resultado en la investigación, Rusia, por defecto, será considerado como perpetrador. Por lo tanto, dejar que los hechos del caso hablen por sí mismos trabaja en interés de Rusia. La fiebre de Occidente de juzgar Rusia no está basada en evidencia o lógica alguna. Rusia no tenía ningún motivo para derribar el MH17; hacerlo sólo reduciría su espacio político y moral de actuación en la crisis ucraniana. La tragedia tampoco tiene ningún beneficio político para las fuerzas rebeldes de Ucrania. Rusia ha quedado con el paso cambiado, forzada a una actitud pasiva por la reacción occidental. Es otro ejemplo del poder de la opinión occidental como herramienta política. Políticamente hablando, el derribo de un avión de pasajeros sería ridículo. Podría haber sido un error, cuya condición previa es el caos dentro de Ucrania. La verdad es la herramienta más convincente de todas. Como los ataques contra el tráfico aéreo civil son una amenaza mortal para todos los pasajeros aéreos, una investigación justa es en interés de todos los lados. El proceso de investigación debe mantenerse al margen de cualquier interferencia política. La verdad debe ser publicada una vez que sea desentrañada. Sin duda, vivimos en un mundo altamente politizado. El fanatismo político siempre ha sido parte integrante de las pasiones revolucionarias. Occidente ha puesto con éxito las condiciones para dictar la «corrección política» en el discurso internacional. Aquellos que no quieran trabajar con los intereses occidentales a menudo se encuentran en una posición difícil. El accidente del MH17 es una tragedia de inmensas proporciones. Pero la discusión que gira alrededor de este acontecimiento se ha centrado en torno a tres posiciones: conmoción y repudio ante el evento en sí, sutilezas sobre la crisis de Ucrania, y la definición de la oposición entre Rusia y Occidente. La primera parece estar superada por las dos últimas, interrumpiendo cualquier investigación sobre la tragedia. Esperamos sinceramente que la investigación se pegue a los hechos y las cuestiones tecnológicas. La gente necesita la verdad en vez de otra rivalidad geopolítica.